MOTOS
¿Los frenos ABS me protegen más que los convencionales?
Últimamente ha venido circulando en el mundo de los moteros un rumor, amplificado además por los medios de comunicación, sobre una iniciativa que se adelanta desde las autoridades competentes en materia de transporte para implementar la obligatoriedad de los frenos ABS en todas las motocicletas que circulen en el país.
El argumento principal que los llevaría a fijar esta norma reside en la seguridad que, según dicen, estos frenos responden mejor respecto a los tradicionales frenos de tambor.
Comprobamos esa información en la siguiente nota.
Frenos de tambor
Son más económicos
Vienen equipados a las motos de bajo cilindraje y con un disco metálico unido a la rueda que los hace girar con ella. Sobre este disco hay una pinza de freno que contiene unas pastillas (placas metálicas recubiertas de un material especial), que se cierran por las dos caras del disco, ofreciendo resistencia a su giro al momento de apretar el freno. Se trata del mecanismo más sencillo y práctico del mercado.
No previenen las caídas en caso de frenada súbita
El mecánico Rafael Urbina comenta que “como todo sistema de freno, su función reside obviamente en detener la moto y prevenir el máximo de accidentes posibles, pero a diferencia de unos ABS, este mecanismo sí hace que la moto quede totalmente bloqueada al momento de una frenada súbita a una alta velocidad, y eso termina prácticamente en una caída cantada. Si el freno está en la llanta de atrás, un buen piloto puede maniobrar para no caerse, pero en la de adelante, se va al suelo fijo por más hábil que sea”.
Mantenimiento
Que no sea un mecanismo tan moderno y completo como el ABS no quiere decir que estos frenos no necesiten mantenimiento. Por el contrario, al no ser tan seguros, requiere que se revisen las pastillas y el líquido de frenos en un taller, al menos, cada dos meses para verificar que todo esté en orden.
Cuando las pastillas están desgastadas, lo mejor es cambiarlas de inmediato. “Después de cambiar las pastillas, el motero siente como la frenada mejora sensiblemente”, aclaró Urbina.
Frenos ABS
Un sistema a la vanguardia
Rafael Urbina explica que ABS o ‘Anti-lock Braking Systemp’ (sistema antibloqueo de frenos), es un mecanismo de freno que a través de un sensor de velocidad en la llanta predice cuándo se va a realizar una frenada súbita y, de esta manera, evita que la moto se vaya al piso.
¿Cómo funciona?
“Los frenos ABS cuentan con un sistema inteligente que va incrustado al interior del disco del freno. En esa parte, el ABS tiene como unos huequitos que cuando hacen contacto con el sensor del ABS, permiten modular la presión que efectúa el líquido de frenos al momento de una frenada súbita. Cuando esto pasa, la moto no queda bloqueada del todo, como cuando una persona frena con otro tipo de freno ordinario, y esto también reduce la posibilidad de caída en un 95%”, explica Urbina.
Mantenimiento
Los frenos ABS requieren que el líquido de freno de la moto sea cambiado cada dos años. No obstante, lo mejor es revisar el manual del fabricante para saber con certeza cada cuánto se tiene que cambiar este líquido, cuyo procedimiento se debe hacer en un taller de la mano de un experto en mecánica.
De igual forma, al momento de cambiar las llantas, se debe tener cuidado de no dañar el sensor del ABS. Comprar llantas más grandes que las sugeridas por el fabricante y un mal reemplazo de la refracción pueden averiar el mecanismo.
¿Se puede pasar de un sistema de tambor a un ABS?
Es una pregunta que varias personas que conocen el ABS por primera vez y que cuentan actualmente con una moto de freno de tambor se plantean. En ese sentido, Urbina explica que “de poder, se puede. Lo que pasa es que sería una operación compleja que implicaría cambiar las llantas, los rines y reemplazar todo el mecanismo de frenos. En mi opinión, sale más barato comprar una moto ABS de fábrica, y de hecho, en un par de años, es pro- bable que todas las motos vengan con eso. Mi consejo para alguien que esté por comprar una moto es que elija una con ABS, así́ le salga un poquito más cara. La seguridad no tiene precio”.
Con información de Q’hubo Bogotá