Imponente y sofisticada: nueva Toyota Prado 2018
Toyota renueva uno de sus más exitosos SUV: la ‘Prado’. Llega al mercado colombiano con aspecto fuerte, altos niveles de calidad y nuevas ayudas tecnológicas.
Toyota renovó la Prado, uno de sus modelos todoterreno más exitosos de su portafolio de productos todoterreno. Este vehículo, que ha conservado su construcción tradicional de chasis independiente, así como su carácter único y original a lo largo de sus generaciones, ha vendido cerca de 3.000.000 millones de unidades en todo el mundo. En Colombia, este vehículo es reconocido por la tradición y fortaleza
que ha demostrado durante muchos años.
El modelo 2018 que observamos en el pasado Salón de Fráncfort llega renovado en cuanto a su estética exterior e interior, y aunque se trata de un facelift del modelo que conocemos desde 2009, conserva características de durabilidad, calidad y confiabilidad, virtudes que forman parte del ADN de la Prado y que junto con la inclusión de nuevas tecnologías de asistencia en el manejo y mejoras en cuanto a sus capacidades off-road, lo hacen vigente por muchos años más.
Seguridad
La Toyota Prado 2018 cuenta con lo último de protección. Las versiones TX y TX-L incorporan solo dos airbags delanteros, mientras que TX-LII y VX incluye adicionalmente dos airbgas laterales, dos de cortina y uno de rodilla. Éstas también disponen de luces Led tipo proyector e iluminación diurna. Este importante apartado se complementa con frenos de disco y dispositivos como ABS, BA y EDB, entre otros.
Los cambios
Las novedades más notorias en la nueva Prado las encontramos en el frontal, con una imagen mucho más agresiva, robusta y, si se quiere, tecnológica. Conserva su típica parrilla vertical y ancha, que ahora se extiende hacia unos faros (más pequeños y estilizados) ubicados en una posición más elevada para dar mayor funcionalidad y durabilidad. Las aberturas de la persiana se agrandaron para mejorar la refrigeración del motor.
Así mismo, se potenció la capacidad todoterreno, con ángulos más grandesen las esquinas del bómper delantero, lo cual permite una mayor maniobrabilidad ante obstáculos de gran dificultad. De costado exhibe una vez más los rines de aluminio de 17 y 18 pulgadas, estos últimos disponible en la versión VX, que permiten reforzar su carácter robusto.
Aunque se conserva su tradicional diseño, el tratamiento de la pintura cambió de plata metálico a una pintura de alto brillo para ofrecer una sensación de lujo. La versión VX añade estribo y un bisel lateral cromado para fortalecer la impresión fluida en comparación con el modelo actual. Otros elementos que formaban parte del frontal fueron reubicados, como las luces antiniebla, que ahora son rectangulares y se encuentran en los extremos en reemplazo de las anteriores, que eran circulares.
La parte posterior conserva los rasgos generales de la versión anterior con algunos retoques en las ópticas, la puerta que da acceso a la zona de carga (con una moldura integrada) y el bómper.
Corazón aventurero
Al ser un todoterreno puro, ofrece una altura al piso considerable de 21,5 centímetros que le otorga la virtud de desenvolverse bien en terrenos de alta dificultad, con ángulos de 31 grados (ataque), 25 grados (salida) y 22 grados (ventral). Su buen comportamiento también es producto de la suspensión de doble brazo oscilante con resortes helicoidales, amortiguadores telescópicos y 4 articulaciones también para la parte posterior.
Para nuestro mercado están disponibles las variantes de gasolina y diésel. El primero es un motor VVT-i de 4,0 litros que entrega 271 caballos de potencia disponible a las 5600 rpm, con un torque de 38,85 Kg-m Nm a 4100 rpm. El complemento es una transmisión secuencial de 6 velocidades. El motor diésel turbo con geometría variable e intercooler dispone 3,0 litros con 170 caballos de potencia a 3400 rpm, con una cifra de torque de 41,80 Kg-m Nm disponible entre 1600 y 2800 rpm y una caja secuencial de 5 velocidades.
Atmósfera de lujo
En la cabina, con capacidad para 7 pasajeros, se trabajó mucho en la ergonomía. El tablero tiene una imagen avanzada y un estilo rudo que no le hace perder su finura. En comparación con el modelo anterior, las rejillas de ventilación central fueron rediseñados, quedando al mismo nivel del tablero de instrumentos.
En las versiones VX y TXL II, el sistema de entretenimiento se opera desde una pantalla que, en conjunto con las mejoras del panel y el uso de materiales con mejor sensación al tacto, generan lujo y confort.
Hay un nuevo diseño tanto para el cuadro de instrumentos como para la consola central y el volante de dirección. Los relojes cuentan con escalas aumentadas y tienen un acabado metalizado que otorgan un ambiente de elegancia en el interior. La versión VX cuenta con un monitor TFT de 4,2 pulgadas con toda la información del vehículo.
También nos encontramos con zonas de apoyo para las rodillas de los ocupantes y la iluminación ambiental es de color blanco para instrumentos, la consola y los botones de las puertas, así como en
la zona de los pies, la parte central del techo y la guantera.
Los asientos, además, incluyen en las versiones altas regulación eléctrica y también calefacción y ventilación y se ofrecen con tapicerías de tres colores. La silla del copiloto es de regulación manual. Nos encontramos con cámara de reversa para las versiones de entrada y para las tope de vista panorámica de 360 grados. El Prado tiene la particularidad que el conductor sabrá cómo están la posición de las llantas gracias a la cámara frontal, mientras que la trasera ofrece una visión de 180 grados.
REVISTA TURBO