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Así fue el día en el que Mark Webber y Fernando Alonso se accidentaron
Los accidentes de Mark Webber y Fernando Alonso demuestran la evolución de la seguridad en la máxima categoría del automovilismo.
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El Gran Premio de Brasil 2003, la carrera número 700 en la historia de la Fórmula 1, quedó grabada en la memoria de todos por razones que van más allá de la competición. En una tarde donde la lluvia convirtió Interlagos en una pista de patinaje, Fernando Alonso logró un podio que no pudo celebrar.
Una carrera marcada por el caos
Todo comenzó mal desde el principio. Las fuertes lluvias y una peculiar regulación sobre los neumáticos -tanto Bridgestone como Michelin habían elegido compuestos intermedios- convirtieron la carrera en una prueba de supervivencia. La mitad de la parrilla, incluyendo al pentacampeón Michael Schumacher, terminó en las barreras.
En medio del caos, Giancarlo Fisichella lideraba con su modesto Jordan Ford, seguido por Kimi Räikkönen y Alonso, que había remontado desde la décima posición. Pero el destino tenía otros planes para el español.
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El accidente que lo cambió todo
Todo se precipitó en la vuelta 54. Mark Webber perdió el control de su Jaguar en la subida hacia meta, impactando violentamente contra el muro. Los restos de su monoplaza quedaron esparcidos por la pista, creando una zona de alto riesgo para los siguientes pilotos.
Alonso, rodando a gran velocidad, no pudo evitar los escombros. Su Renault impactó primero contra la barrera de neumáticos y luego rebotó hacia el muro opuesto. La imagen del español levantando el pulgar mientras estaba sentado junto a su destrozado monoplaza tranquilizó momentáneamente a todos, pero la precaución mandó y fue trasladado al hospital.
Un podio incompleto y una victoria cambiada
La carrera fue detenida con bandera roja y declarada finalizada. Lo que siguió fue igual de caótico: inicialmente se le dio la victoria a Räikkönen, con Fisichella segundo y Alonso tercero. La ceremonia del podio se realizó con un cajón vacío, mientras el español era examinado en el hospital.
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Días después, la justicia llegó para Fisichella: se demostró que ya estaba en la vuelta 56 cuando ocurrió el accidente, por lo que merecía la victoria. En una ceremonia sin precedentes durante el siguiente gran premio, Räikkönen le entregó el trofeo de ganador al italiano.
La pérdida de esos dos puntos resultaría crucial: al final de la temporada, Räikkönen perdería el título mundial ante Schumacher por exactamente esa diferencia.
Aquel GP de Brasil 2003 quedó como testimonio de una época donde la F1 aún luchaba por encontrar el equilibrio entre espectáculo y seguridad. Fue también el primer gran premio donde el sistema HANS se hizo obligatorio para todos los pilotos, una decisión que, vista en retrospectiva, llegó en el momento preciso.
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