¿Cuál es la diferencia entre torque y potencia?
Torque y potencia, dos palabras que muchas personas pasan de largo al momento de comprar el carro.
Torque y potencia, dos palabras que en todas las fichas técnicas de los vehículos son de obligatoria presencia, y por las que algunos compradores pasan de largo, sin importarles mucho su significado, más interesados en colores o equipamento de infoentretenimiento para su vehículo.
Pero son dos conceptos vitales para decidir si el carro que se quiere es el adecuado para las necesidades. Como lo explica el ingeniero mecánico y asesor automotriz, Jorge Enrique Pérez, torque y potencia pueden hacerse equivalentes a los conceptos de fuerza y velocidad.
“Siempre la potencia en un vehículo está relacionada con la velocidad y el torque con la fuerza. Lo que requiere un vehículo para arrancar es el torque, y después la potencia es la que logra mantener la respuesta del torque”.
Otro momento en el que el conductor del vehículo aprecia el trabajo conjunto de torque y potencia es un sobrepaso. En este, al escoger el cambio más bajo, se genera un aumento de las revoluciones hasta llegar a la cifra en la que el carro cuenta con su mayor fuerza para emprender la aceleración que permite el sobrepaso. Una vez ese momento se registra, el carro continúa en su nivel de potencia óptimo para ganar velocidad y continuar con el procedimiento.
Una de las preocupaciones que muchos conductores pueden tener en torno al manejo de su vehículo es el comportamiento de revoluciones. En este sentido, agrega el ingeniero Juan Manuel Otoya, los motores están diseñados ya por los ingenieros de las casas fabricantes para soportar un manejo de altas revoluciones.
Es difícil encontrar motores que trabajen de manera eficiente por debajo de las 4 mil revoluciones, en el caso de motores con combustible gasolina. Porque en el caso de los motores diésel, el trabajo de la máquina se hace eficiente más o menos en ese tope. Su torque se encuentra fácilmente desde las 1.800 revoluciones.
Para el ingeniero Pérez, el hecho de que los carros trabajen con un nivel de revoluciones tan alto no significa necesariamente que sean carros que consumen una mayor cantidad de gasolina. Por el contrario, plantea que el desarrollo tecnológico que ha permitido que los carros tengan mayores potencias, incluso reduciendo el tamaño de su motor, es un punto a favor de una eficiencia en el consumo.
Aquí entra en juego la tecnología del downsizing. Esto, de manera más práctica, significa que un carro que anteriormente trabajaba con un motor de gran tamaño, desde la perspectiva de su cilindrada, puede hoy desarrollar las mismas prestaciones con una disminución de su propulsor.
Así, al tener un carro 1.600, con 90 caballos de fuerza, frente a un carro similar pero con poco más de 120 caballos, el primer vehículo tendrá un arranque más rápido; pero una vez se hace el cambio para ir ganando velocidad, su potencia no le permite una respuesta eficiente y el carro de 120 caballos irá más rápido con prontitud. El truco, la adición de una tecnología de turbo para lograr más eficiencia en la mezcla aire gasolina y lograr unas prestaciones que permiten que con un 33 por ciento menos de cilindraje entregue las mismas condiciones de desempeño, lo que en la práctica es una ganancia para el usuario.
A la hora de sentarse tras el volante el conductor debe tener claras las exigencias del terreno que va a transitar para así poder llevar el carro hacia las revoluciones de torque o potencia.
Por ejemplo, en los ascensos la conducción va a requerir las revoluciones de máximo torque para que en su rodar el carro tenga la respuesta adecuada. “Que no se sienta colgado, sin fuerza”, plantea Jorge Enrique Pérez.
“Ya excederse en esas revoluciones es exigirle al vehículo velocidad para pasar un carro o eventos especiales”.
Si el manejo se da sobre un terreno plano, ya no es necesario tener el odómetro marcando las revoluciones de máximo torque porque el carro lo que requiere en esta topografía es velocidad y no fuerza.
“Siempre las revoluciones de máximo torque son las que entregan la mayor eficiencia del motor en respuesta y en consumo”, plantea Pérez.
Por eso, agrega, un conductor comete un error cuando teme llevar las revoluciones de su carro a los niveles que indica la ficha técnica para lograr la mayor fuerza y desarrollar las maniobras de manejo como el arranque, los rebases, o la recuperación para lograr mayor velocidad, porque considera que así puede dañar el motor. El yerro se sentirá en el bolsillo en el mediano y largo plazo al tanquear el combustible.
REVISTA TURBO / EL COLOMBIANO