MECÁNICA
Taller de barrio o concesionario ¿cuál es mejor?
La duda es tan antigua como la propia existencia de los vehículos: al concesionario o al taller del barrio.
Algo anda mal con el carro, una luz roja lo indica. Oh, gran preocupación, no enciende. ¿A dónde ir? La duda es tan antigua como la propia existencia de los vehículos: al concesionario o al taller del barrio. La respuesta, en ocasiones, es dictada por el bolsillo, que no siempre es el mejor consejero en temas de mecánica.
Explica John Gabriel Sánchez, experto en servicio al cliente, que la corrección de alguna falla en un vehículo va más allá de la simple puesta en funcionamiento del mismo. No se trata solo de que el carro prenda o que el testigo en el panel se apague, sino también de que la seguridad del automotor sea óptima y no ponga en riesgo a ninguno de los tripulantes.
El trasfondo de la decisión de adónde llevar el carro, a quién confiárselo, “está en la responsabilidad que tienen los concesionarios, el respaldo que estos brindan y la responsabilidad que adquieren con cada carro que revisan o reparan”, asegura Sánchez. Además de la experticia sobre cada modelo de la marca, claro.
Llevar el carro a los técnicos del concesionario es ponerlo en manos expertas. Ellos conocen a la perfección los vehículos de la marca que comercializan. “Las medidas para la revisión del carro no son caprichosas, responden a la ingeniería del diseño del carro. Respetarlas asegura las cualidades y prestaciones del vehículo. No pueden ser estándares para todos. Cada modelo tiene sus características que saben respetar en los concesionarios”, expone Sánchez.
Además, está de por medio que el carro conserve sus partes genuinas. No solo se trata de ofrecer garantía sobre el trabajo hecho, sino que esa garantía se cumpla con la más alta calidad, con repuestos genuinos. Eso lo puede hacer, sin lugar a duda y sin afectar la vida útil del vehículo, un concesionario.
Hoy por hoy, además, los autos son complejos sistemas de ingeniería, están migrando, se están transformando en su parte tecnológica, tienen una cantidad de accesorios y de información en tiempo real… “Ya el carro es mucho más que carburador, motor, potencia y frenos”, concluye Sánchez.
Los computadores de los carros pueden presentar fallas que deben ser atendidas por expertos en el tema, conocimiento y entrenamiento que tienen los técnicos, expertos en la mecánica general del vehículo y del funcionamiento de los computadores a bordo, también.
Seguridad, seguridad, seguridad
Más allá del tema del dinero, este es el quid del asunto: la seguridad. Al llevar un carro al taller del concesionario, este garantiza que el vehículo se mantiene en óptimas condiciones, alargando la vida útil de los motores, que ronda los 300 mil kilómetros, en promedio.
“Están ajustados a las líneas de ingeniería, para asegurar no solo el correcto funcionamiento del carro, sino la seguridad de quienes van dentro del vehículo”, insiste John Gabriel Sánchez, pero para lograrlo con mayor efectividad hay que hacerles, a los carros, mantenimiento preventivo.
Hay que hacer caso a los manuales de conducción de los vehículos, respetar las recomendaciones que hace la fábrica y llevar al carro a revisión según lo indiquen, bien sea cuando se cumpla el kilometraje o transcurra el tiempo señalado por el fabricante, lo que ocurra primero.
“Hasta un 85 por ciento se reduce el riesgo de fallas el mantenimiento preventivo de los clientes”, indica Sánchez.
¿Y el precio?
Muestreos hechos por algunos concecionarios, encontraron que sus precios frente a los de algunos talleres suelen ser menores. “Hay un mito sobre lo que puede valer llevar el carro a un concesionario. Hemos encontrado que el valor de un cambio de aceite, por ejemplo, puede variar entre cinco a diez mil pesos”.
Además, hay otras ventajas. Hacer la revisión preventiva en algunos concesionarios, por ejemplo, extiende la garantía de los vehículos. De igual forma, cumplir con dichas revisiones, es una carta fuerte si se necesita hacer algún reclamo al fabricante sobre la calidad o el funcionamiento del automotor.
REVISTA TURBO / EL COLOMBIANO