¿Calentar el motor del carro en marcha o antes de arrancar?
El proceso de calentar el vehículo en marcha aplica también para motocicletas.
Si uno observa lo que hacen los deportistas de élite antes de competir, puede darse cuenta de que no solo calientan las piernas, que son su motor, sino también los brazos, cuello, cintura y demás músculos del cuerpo.
Esta técnica de calentar todo el cuerpo y no solo una parte, es la misma que deben emplear los conductores para lograr un calentamiento uniforme y una temperatura ideal de funcionamiento, tanto de la planta motriz como de los sistemas y elementos dinámicos de un vehículo.
Como se puede apreciar, esta recomendación va en clara contraposición con la antigua técnica de calentar el motor en el garaje antes de salir a rodar.
Afortunadamente, esta arcaica metodología, que prevaleció por décadas causando costosos daños en los vehículos, es ya cosa del pasado. Según lo anterior, hoy los manuales del propietario de los miles de modelos de todas las casas fabricantes de vehículos del mundo recomiendan calentar el auto en marcha y no de manera estática.
Esta indicación busca conseguir una temperatura óptima de funcionamiento tanto del motor, como de la transmisión, ejes, rodamientos y otras partes móviles que deben alcanzar una temperatura determinada para trabajar correcta y eficientemente sin ver afectada su vida útil.
La vieja práctica de calentar el motor en el garaje con la caja en neutro, es decir, sin tener el peso vehicular a ‘cuestas’, es lo mismo que si un atleta de cross-country obligado a llevar un morral de 30 kilos en la espalda calentara solo las piernas dejando el morral en el piso.
Por obvias razones, ese atleta ya con el morral en la espalda y moviendo todos sus músculos a plena carrera, se va a ‘fundir’ mucho antes que el contrincante que hace su calistenia de manera indicada.
Esto mismo ocurre con aquellos vehículos a los que solamente se les calientan las piernas (motor), sin tener en la ‘espalda’ ese gran ‘morral’ llamado peso vehicular, que en el mejor de los casos supera la tonelada de peso. Lo ideal entonces es encender el motor sin acelerarlo (ralentí) y esperar a que el aceite suba desde su depósito (cárter) hasta la parte más alta de la máquina en donde están el sistema valvular y su correspondiente árbol de levas.
Una vez que el aceite llega a estas partes superiores del motor, se apaga el testigo rojo de presión de aceite del tablero de instrumentos que indica el momento preciso en que debemos poner a rodar el auto sin forzar la máquina (2.000 RPM aprox.).
De este modo y paulatinamente, las partes del motor, su lubricante, líquido refrigerante, piñones de transmisión, aceite de caja, puntas de ejes, rodamientos de ruedas y las mismas llantas, van adquiriendo poco a poco la temperatura ideal de funcionamiento que varía de acuerdo al trabajo específico de cada elemento.
Vale anotar que esta práctica de calentamiento integral del auto, es especialmente recomendada para aquellos vehículos dotados con motores turboalimentados que exigen un calentamiento cuidadoso y progresivo para evitar el daño de partes costosas del sistema turbo, como por ejemplo, el rodamiento principal que vale varios millones de pesos.
Esta práctica de calentar todas las partes motrices de un auto de forma uniforme y progresiva trae tres grandes ventajas.
Se evitan valiosos daños a los elementos mecánicos del auto que se desgastan prematuramente cuando se exigen a fondo sin haber alcanzado su temperatura ideal de funcionamiento.
La segunda es la notable reducción en el consumo de combustible y contaminación ambiental. La última es la eliminación de los dañinos depósitos de carbón en la culata, que se producen cuando el auto se calienta detenido y no en marcha.
Así, la mala práctica de calentar el motor en el garaje resulta obsoleta y ‘jurásica’ en los autos contemporáneos. Recuerde, el proceso de calentar el vehículo en marcha aplica también para motocicletas.
COLPRENSA / EL PAÍS