Conducir bajo la lluvia aumenta el riesgo de accidente
Pérdida de visibilidad, estabilidad y agarre son algunos de las consecuencias de transitar bajo la lluvia o en vías húmedas.
Según algunos expertos, existen varios factores de los que depende la seguridad en la vía durante la conducción, los cuales se enmarcan en tres: el ser humano, el vehículo y la infraestructura. Dentro de la infraestructura es válido ubicar las condiciones climatológicas del entorno, pues de la calidad de los desniveles de la calzada y sus desagües depende en buena parte la ocurrencia de empozamientos.
Sucede que, ante la inevitabilidad de las lluvias, la infraestructura debe proveer eficiencia en la evacuación del agua. Sin embargo, mientras que el desagüe sucede, pasa un tiempo en que la superficie queda al menos húmeda, si no encharcada.
Estas son las condiciones primarias para que el pavimento se torne resbaloso y las llantas de cualquier vehículo pierdan adherencia. Tanto es así que, haciendo el paralelo con el automovilismo deportivo, la diferencia de tiempo de giro de los bólidos de Fórmula 1 en el mismo autódromo puede superar varios segundos entre una pista seca y la misma mojada.
Con los autos particulares, la lluvia cambia drásticamente las condiciones de circulación. Aunque la industria automovilística ha tratado de mitigar riesgos mediante dispositivos que apoyan la labor del conductor (frenos ABS, dirección asistida, sensores, control de estabilidad, control de tracción, entre otros) la conducción bajo la lluvia o sobre carretera húmeda tiene riesgos propios, como la pérdida de visibilidad y el hidroplaneo.
Cuando se presenta la lluvia, las condiciones de visibilidad disminuyen. Razón por la cual se debe reducir la velocidad, de tal forma que el conductor cuente con el tiempo y la distancia suficiente para reaccionar. De forma simultánea, el vidrio panorámico puede empañarse y de ahí que se debe contar con un buen sistema de desempañamiento que permita orientar corrientes de aire entre el ambiente y el interior del habitáculo de pasajeros.
Lo más recomendable es contar con buenas plumillas limpiaparabrisas y velocidad constante de barrido. Es importante no olvidar lo importante de ver y ser visto, por eso es necesario el uso de luces durante la lluvia, así sea en horario diurno.
La pérdida súbita de adherencia de los neumáticos sobre la vía sucede cuando alguna rueda patina es la situación conocida como hidroplaneo o acuaplaneo. Esto sucede cuando alguna llanta entra en un empozamiento de agua y, al colapsar su capacidad de expulsión del líquido, se genera una película suficiente como para separarla del pavimento, generando el patinado y la pérdida de control.
Este fenómeno puede ocurrir en cualquier tipo de vehículo y llanta, pero se acentúa en autos sin Control Electrónico de Estabilidad (ESC), a velocidades moderadas y con llantas con poca profundidad de labrado.
Una llanta con exceso de presión de inflado pierde su capacidad de agarre contra el pavimento, y más cuando llueve; por el contrario, un bajo inflado la hace deformarse y, también, perder adherencia. Por tal motivo es preciso atenerse a la recomendación de inflado del fabricante de vehículo.
REVISTA TURBO
